Los termostatos programables tienen el potencial de ayudarnos a ahorrar dinero, pero también pueden llegar a costarnos más. El secreto de su éxito es la forma en la que éstos se usan. Es importante “educar” a los usuarios para poder ahorrar energía de manera efectiva mediante el uso correcto de los termostatos programables.
Según un reciente estudio, aproximadamente el 45% de la energía de una casa se utiliza para calefacción y refrigeración -es decir algo más de 2.000 euros al año- Desafortunadamente, una gran parte de este dinero se destina también para calentar o enfriar espacios desocupados.
Una cosa debes tener en cuenta: tampoco necesitas calentar o enfriar tanto tu hogar cuando estás durmiendo. Y es que, por cada grado que bajes el termostato, utilizarás un 1% menos de energía. Eso significa que si reduces tu calefacción en 10 grados por la noche, utilizarás un 10% menos de energía. Los ahorros son mayores cuanto mayor es la diferencia entre la temperatura interior y exterior.
La idea del termostato programable es reducir el uso de energía cuando estés fuera del trabajo o cuando estés durmiendo. Cuando se usan correctamente, los termostatos programables promocionan un ahorro para el propietario de la vivienda del 10 al 30% en sus facturas de calefacción y refrigeración.
El mal uso de los termostatos programables nos hace perder dinero
Se suele trasladar a los consumidores que instalar un termostato programable puede ayudar a ahorrarles entre un 10 y un 30% en la parte de calefacción y refrigeración de sus facturas de energía. Si bien esto va unido al uso adecuado del termostato programable, ¿son totalmente ciertos estos datos? Hay análisis de estudios de campo recientes que han sugerido que los termostatos programables pueden estar logrando ahorros considerablemente menores que su potencial estimado.
De hecho, algunos estudios muestran que los termostatos programables en realidad ahorran entre 6.2 y 6.8%, mientras que un estudio elaborado por una reconocida multinacional de EEUU mostró que los hogares que tenían termostatos programables usaban un promedio de un 12% más de energía. La razón por la que pocos termostatos programables ahorran dinero es porque, si bien los ocupantes usan menos energía cuando están fuera o durmiendo, tienden a usar más cuando están en casa.
Los elementos que definen por tanto el éxito de un termostato de estas características son la actitud y la coherencia. Los ocupantes deben estar decididos a ahorrar energía incluso cuando están en casa y despiertos. Los pre-ajustes en habitaciones ocupadas y desocupadas deben configurarse bien. Los grandes cambios en la temperatura del termostato y los cambios constantes consumen siempre mucha más energía.
Una buena pauta para el invierno es configurar el termostato programable a aproximadamente a 20 grados cuando está en casa y algo más bajo cuando estamos durmiendo o fuera. Haz que tu termostato encienda la calefacción aproximadamente una hora antes de levantarte o llegar a casa. Y recuerda, durante los meses más cálidos, la temperatura base debe estar alrededor de los 26 ° C y más cálida cuando no estás en casa o cuando está durmiendo. ¡Ahorra energía y ahorra dinero!