MANTENIMIENTO CALDERA

Con el mercurio superando los 30 grados en prácticamente toda la Península parece mentira que nos acordemos de ese elemento de nuestra casa que nos ha protegido tanto de las bajas temperaturas sufridas durante el largo invierno pero sí, merece la pena realizar tareas de mantenimiento de calderas en verano cara a supervisar que funciona de forma correcta y que no nos llevaremos sorpresas cuando llegue el frío.

La caldera tiene una única función en verano: proporcionarnos agua caliente, si es que hacemos uso de ella durante estos meses.  Por eso, es recomendable llevar a cabo el mantenimiento de la caldera en verano sin que estas tareas supongan para nosotros ninguna molestia, problema en el servicio o suspensión temporal de sus funciones sin que eso puede interrumpir nuestras tareas cotidianas o provocarnos situaciones de estrés o ansiedad al no disponer de las comodidades que nos proporcionan durante el resto del año.

Es importante realizar un mantenimiento de la caldera en verano con el objetivo de detectar alguna avería o deficiencia en el funcionamiento de la caldera y evitar que estos problemas hagan acto de presencia cuando necesitemos de las ventajas y los servicios de las calderas en nuestras casas o comunidades de vecinos. Muchos de estos inmuebles constatan errores en las calderas una vez el frío ha llegado padeciendo incluso cortes de suministro debido a averías o deficiencias que podían haberse detectado antes de su uso.  Detectarlas en verano no supone un gran contratiempo para el confort de la vivienda ya que la calefacción no se encuentra en funcionamiento por eso es mejor detectar y reparar las averías durante la época veraniega.

Un servicio de mantenimiento de caldera en verano comprueba que ésta funciona a la perfección desde diferentes puntos de vista: la instalación de gas, el circuito de calefacción, la limpieza y la puesta a punto de la propia caldera, una análisis de la combustión y análisis ambiental de la propia instalación. Revisando con anterioridad a la llegada del otoño, se puede garantizar que la caldera funcionará a la perfección una vez llegue el frío, generalmente entre los meses de septiembre a noviembre, cuando el mercurio empieza a desplomarse de forma gradual. Y donde la necesidad de poseer calefacción se vuelve imprescindible en infinidad de hogares y empresas. Además estas tareas de mantenimiento de caldera en verano sirven como complemento a aquellas tareas de supervisión recogidas en el Reglamento de Instalaciones Térmicas (RITE), que recoge que mientras la instalación de calefacción central esté a pleno rendimiento, la empresa responsable debe realizar visitas mensuales para su revisión.