

La energía solar es una de las energías renovables más importantes del mundo. Aquella que llega a nuestro planeta directamente desde el astro rey, el sol. Pero, ¿la sabemos utilizar correctamente? ¿le prestan atención las instituciones? ¿seguimos desaprovechando sus virtudes?
No contamina y es una energía muy económica de producir, algo que sin duda beneficia sobremanera a las economías económicamente menos avanzadas. Pero a día de hoy sigue siendo, dentro de las energías renovables, una gran desconocida. Todo lo contrario a la energía eólica, sobre todo en el sur de Europa. La energía solar nos llega en forma de radiación electromagnética, tanto sea por los rayos ultravioletas, el calor o la luz y procede, como no podía ser de otra manera, del sol.
Es generada por un proceso de fusión nuclear y su aprovechamiento se realiza de dos formas. Por un lado por conversión térmica de alta temperatura, también conocido como sistema fototérmico. Y, por otro, por conversión fotovoltaica o sistema fotovoltaico. La primera conversión se encarga en transformar la energía solar en energía térmica almacenada en un fluido. Y donde para calentar el líquido se emplean unos dispositivos que reciben el nombre de colectores. Mientras que la conversión fotovoltaica lo que hace es transformar de forma directa la energía luminosa en energía eléctrica utilizando para ello unas placas solares formadas por células fotovoltaicas.
El papel de España en la energía solar
Pero, ¿cuál es la realidad tras estos conceptos técnicos? En la práctica, ¿hacemos casos a la energía solar? Si somos una región con muchas horas y meses de intenso sol, ¿por qué no volcamos nuestros esfuerzos en ser potencia en este sentido? España sigue dando la espalda a este tipo de energía. El caso de la energía solar es cuanto menos preocupante. Pese a ser una potencia en sol, algo que sí nos sirve para ser potencia turística, España fue incluida hace tan solo unos meses dentro del grupo de «países no fiables para los inversores solares«, según el último informe de SolarPower Europe. De hecho, no estamos entre los 120 integrantes de la Alianza Solar Internacional auspiciada por el primer ministro indio Narendra Modi.
Según dicho estudio, que marca las perspectivas globales en este sentido, España desde sus instituciones y las nulas ayudas a empresarios y particulares al respecto, ha olvidado la energía solar. La culpa la tienen las medidas regulatorias drásticas y “desproporcionadas”, según dicho informe que coloca a España en la liga anti-solar, todo lo contrario a Reino Unido que lidera la confianza en esta energía pese a su peor clima y sus inmensas horas menos de sol al año. ¿La razón? Reino Unido se ha apoderado de las virtudes y los conocimientos de ingenieros españoles emigrados a este y otras partes del norte de Europa.
En términos cuantitativos, España ha perdido en los últimos años hasta 35.000 empleos. De hecho, hubo una vez que España lideró el mercado global que “ha desaparecido virtualmente del mapa”, como puntualiza el informe de SolarPower Europe, que añade, “después de todos los cambios retroactivos, las autoridades decidieron reducir el emergente mercado del autoconsumo con un impuesto solar’ y con multas muy altas a los prosumidores no declarados”.
La postura de nuestros vecinos es totalmente diferente. Italia ha vuelto a aumentar su confianza en este tipo de energía renovable. Y Francia encabeza junto a la India en la posición pro-energía solar en el conjunto del planeta. Una energía, la solar, que aún solo produce el 1% de la energía global del planeta. Pese a esas cifras, el informe vaticina «un nuevo ciclo de inversiones» que podría hacer crecer el sector un 80% en el viejo continente de aquí a 2019. Eso sí, no en España.