

El ahorro energético es posiblemente uno de los grandes temas pendientes en el siglo XXI y no solo por el bien del medio ambiente sino también porque tu economía lo agradecerá. En los meses de invierno hay pocos hogares que no sufran en su factura de la calefacción. Y es por ello que la posibilidad de gestionar los recursos que consumes a diario puede marcar una enorme diferencia entre un sobregasto y un coste asumible y satisfactorio. Con esta sencilla guía, las noches ya no te robarán ni un ápice de calor.
Los ciudadanos no somos de hacer cambios continuamente. Nos gusta la comodidad y contratar unos u otros servicios durante tiempo. El problema es cuando obviamos que nuestro servicio es el más barato y el más eficiente, a pesar de que no sea así. Sucede a menudo con la calefacción ya que a pesar de que se ha demostrado que tener la calefacción con gas natural es más barato a largo plazo, no solemos darnos cuenta ya que apenas se nota en unos pocos euros al mes.
Hay millones de personas en España con un contrato de calefacción eléctrica. Este provoca un sobregasto enorme, además del consumo energético desorbitado. Por su parte, el gasoil está desfasado y es poco eficiente en términos térmicos. ¿Y qué es del butano? Si eres un amante de lo sostenible sabrás que, a pesar de que no es costoso a nivel mensual, resulta poco eficiente. Por su parte la calefacción de gas natural proporciona un medio económico.
A pesar de que es una creencia muy extendida entre los clientes de calefacción, lo cierto es que mantener una temperatura constante durante 24 horas consume más que apagarla durante la noche. ¿El secreto? Programarla unos 30 minutos antes de despertarse por la mañana.
Una casa debería estar en un rango de calefacción entre los 19º y los 21º. Hay una regla no escrita para saber si tu casa está en la temperatura adecuada; ¿Estás en bata y con zapatillas o solo con una manga corta y unas bermudas? Si tu respuesta es la segunda es que te has pasado con la calefacción.
Mantener la calefacción encendida de noche no solo perjudica a un nivel de eficiencia energética sino que también afecta a nuestra salud. La temperatura alta, reseca el ambiente. Dicha sequedad elimina humedad de las mucosas y de la piel. No solo eso sino que también puede dañar los ojos provocando conjuntivitis.
Aparte de un hogar bien aislado, hay ciertos detalles que nos harán ahorrar en nuestra factura; calcula previamente el coste anual de tu calefacción, aprovecha los días cálidos para no utilizar la calefacción en la medida de lo posible, no cubras los radiadores ya que se desperdicia energía y evita pérdidas de calor en puertas y en ventanas.
En el caso de que tengas calefacción de gas natural hay ciertas recomendaciones que son muy prácticas y sencillas; tener en cuenta cada uno de los rincones del hogar ya que no en todos se hace el mismo grado de actividad, se debe ventilar la casa cuando la calefacción se encuentre apagada y, en el caso de que las ventanas o las puertas no estén aisladas, resultará necesario realizar una inversión en el momento adecuado ya que el ahorro puede ser enorme.