

La calefacción es un elemento que consigue aumentar la comodidad de un espacio consiguiendo una temperatura agradable. Podemos evitar el frío en un ambiente agradable y es especialmente útil en localidades donde predominan las bajas temperaturas. En el ambiente laboral también se puede usar la calefacción para conseguir el nivel de comodidad necesario para un total confort.
La calefacción de las oficinas suele ser muy usada. Es un espacio donde permanecemos mucho tiempo sin realizar actividad física de manera extrema. Nuestro cuerpo no realiza actividades generadoras de calor con lo que es bastante fácil perder temperatura corporal. Si además no recibimos luz solar natural es probable que nos encontremos con una estancia muy fría.
Las oficinas suelen ser espacios abiertos compartidos. El reto de la calefacción es conseguir dar respuesta a las distintas personas que trabajan en una oficina. No todos responden igual ante la temperatura y ello puede derivar en conflictos. El primer consejo es llegar a un acuerdo sobre el uso de la calefacción. Su uso no puede depender de la decisión de una sola persona.
Los más frioleros deberán recurrir a prendas de abrigo o a calentadores en su mesa. Hacer uso excesivo de la calefacción supone un derroche de energía que además puede causar incomodidad a las personas que no sean tan sensibles al frío. Lo mejor para evitar el conflicto es acordar un uso racional de la calefacción.
También es necesario evitar corrientes que eviten que la calefacción consiga la temperatura deseada en la oficina. De nada sirve que hagamos uso de este aparato si tenemos ventanas abiertas. Se tendrá que establecerse un término medio en el uso para conseguir la ventilación y la temperatura adecuada. Ambos son necesarios para que una estancia sea habitable.
Por ello deberemos alternar periodos de ventilación con los de la calefacción. Lo normal es que la ventilación se haga cuando no haya ningún trabajador en la oficina para evitar que nadie pase frío. De esta manera se conseguirá renovar el aire del espacio y se conseguiré un enriquecimiento en los niveles de oxígeno. Sin embargo, esto puede causar el enfriamiento de la estancia.
Para evitar sufrir bajas temperaturas tras la ventilación de la oficina lo mejor es hacer uso de temporizadores. Lo perfecto sería que la calefacción se activase antes de la llegada de los trabajadores en la oficina. Esto ayudará a una utilización de la energía más eficaz. También se deberá programar su apagado evitando derroches innecesarios.
Los equipos de calefacción pueden incluir programas y temporizadores que consiguen optimizar su uso. Pueden ser una gran herramienta para conseguir un ambiente agradable y para unificar el uso de la calefacción en la oficina. Normalmente se necesitará aproximadamente media hora para que una estancia llegue a la temperatura deseada, pero siempre dependerá del espacio y de las condiciones climáticas.
Para el invierno la temperatura ideal recomendada se sitúa entre los 20 y los 24 grados. Ayudarse de un termómetro para comprobar esto puede ser de gran ayuda para saber si la calefacción de la oficina está funcionando correctamente. Por encima de estos niveles el consumo de energía es demasiado y puede perderse cierto nivel de confort.
En casa como en la oficina el uso de la calefacción debe ser responsable y siempre con el consenso de todos los que ocupan el espacio. La comodidad en el espacio de trabajo es decisiva para los niveles de producción.
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